Articulos de España |
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205 Lo que se espera de Feijóo - Si eres votante del PP tienes mucho mérito porque sigues votando a un partido político que jamás en sus legislaturas con mayoría absoluta ha hecho nada de lo que prometió en campaña electoral.
Cursos de formacion
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Santacreu - Personalmente los artículos
de Reverte siempre me producen una sonrisa ácida, me entristece
descubrir como soterradas entre sus historias siempre prevalece el
ayuno cultural que la sociedad española padece, hoy mas que
nunca, y si no, ¿Como permitimos que los
políticos estén desmantelando política, económica y socialmente
un país con mas de 500 años de historia y nuestra reacción
sea la pasividad?
Arturo Pérez-Reverte - Tengo un joven amigo paleta,
o sea, albañil de toda la vida, que lleva un rato largo sin
trabajo. Y el otro día, que coincidimos en torno a unas cañas,
le pregunté cómo iba la cosa. Dijo que tirando, con
pocas posibilidades inmediatas, pero con el recurso temporal de cobrar
el paro, que le permite aguantar el tirón hasta que vengan
tiempos mejores. «Pues tengo entendido –comenté,
ingenuo– que con la reforma laboral que nos quieren encasquetar,
tendrás obligación de hacer cursos de formación.» Me
miró, guasón, mojó los labios en la cerveza
y dijo: «Ya he hecho uno, ¿cómo lo ves?».
Le dije que lo veía bien, pero que me contara, para verlo
mejor. Y se encogió de hombros. «Una semana aprendiendo
informática, colega –dijo–. Con dos cojones.»
Quise
saber para qué necesita un curso
de informática un
albañil en paro, y me lo explicó con la justificación
oficial: «Para que aprenda a escribir mi currículum».
Nos despedimos –se empeñó en pagar las cañas,
rumboso– y me quedé pensando.
Haciendo cuentas sobre a
quién aprovecha lo del curso informático: si a mi amigo
paleta, o a un Gobierno que puede así camuflar estadísticas,
vendiendo otro paripé en plan nos encargamos de todo y los tenemos
ocupados, y a unos sindicatos apesebrados y sobornados que viven del
cuento y por la cara; que así –y no quiero pensar de qué otras
maneras– justifican lo que han estado trincando hasta hoy para
mantener mudas sus boquitas pecadoras, cuya succión sistemática
y cómplice a las partes pudendas del poder político pretenden
ahora disimular, a toro pasado, con una huelga general inoportuna,
inútil y perfectamente idiota.
A ver, me pregunté, cuánta
pasta se habrá quedado por el camino, en sueldos a liberados
y en pegatinas sindicales, antes de que, con lo que queda, esos paladines
del trabajador español le paguen un curso de informática
a un albañil para que escriba su currículum. |
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Pensaba en todo eso, digo. Pero como no sé mucho de sindicatos ni de reformas laborales, y menos de informática, me dije: «Tranquilo,
Arturete. Seguramente no lo has entendido bien».
Así que
decidí olvidar el asunto y puse la tele, a ver si veía
un ratillo a Jorge Javier Vázquez. Que, pese a pastorear gentuza
y telebasura a tope, y a cierto puntito maricón excesivo por
su parte cuando le salta el automático, debo reconocer que
lo hace de puta madre, y que maneja la coreografía del directo
como nadie en España –puestos a ello, que me la endiñe
un profesional–.
Zapeando en su busca, como digo, me topé en
otro programa con una ex presidente de parlamento insular español,
balear me parece, metida hasta el chichi en un cenagal de malversación
de fondos públicos, prevaricación, falsedad documental,
negociaciones ilícitas, delito electoral y cohecho –que
se dice en dos líneas–, que por lo visto está en
libertad bajo fianza y tiene la obligación de presentarse
dos veces al mes en los juzgados de su pueblo.
Y la torda paseaba
tan campante por la calle, con absoluto desparpajo, maquilladísima
sobre el careto terso de quirófano, con ropa,
zapatos y bolso supermegapijo a la última de Filipinas, echando besos con
todo su morro a las cámaras y a unos cuantos vecinos que la
saludaban con mucho afecto y la llamaban guapa.
Y me dije: hay que
joderse. Esto sí que es telemierda, y no lo de Jorge Javier,
que a fin de cuentas suministra con admirable eficacia lo que pide
la parroquia. Sin embargo, la presunta golfa apandadora de la isla
va por la calle feliz de haberse conocido, después de haber
robado a mansalva, sola o en compañía de otros presuntos
hijos de la gran puta.
Y la gente, la misma que tira besos a Belén
Esteban y a Karmele, saluda a la pava del bolso de Gucci y los zapatos
de Manolo Blahnik, comprados mediante fianza de 350.000 euros o cárcel,
y dos coma cinco millones de euros por responsabilidades civiles,
y le dice adiós bonita y le tira besos, en vez de correrla
a hostias en cuanto asoma el hocico a la calle.
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Cursos de formacion y corrupción de
España |
Pero claro, concluyo. Sólo se trata de corrupción.
De eso que, en este país de parados a los que se imponen cursos
de informática para que puedan escribir su currículum,
criticamos con airadas maneras hasta que tenemos oportunidad de meterle
mano al pastel.
Entonces todo se vuelve normal, tolerable, vive y
deja vivir. Nadie forra a gorrazos a esa presunta sinvergüenza
corrupta –me encantan esos deliciosos presuntos que salpimentan
la vida pública y privada española–, porque en
realidad no es tan grave. Otra cosa sería tener por vecino
a un violador, un terrorista o alguien así. Le pegarían
pancartas en la puerta. Pero un corrupto es otra cosa.
Adiós,
bonita. Smuac, smuac. Te queremos. A ver quién no tiene un
corrupto a mano. A ver quién se resiste a un constructor o
un político que se lo trajinen. A ver quién no sueña
con organizar cursos de informática para albañiles
en paro.
El ayuno cultural provoca paralisis cerebral
anulando la voluntad de reacción
¡¡Cuidado con las dietas intelectuales!!
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