Articulos de España |
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España se rompe igual que Belgica
- Jose Apezarena |
Viendo un articulo de Jose Apezarena, el editor
del periodico elconfidencialdigital.com, me vinieron viejos recuerdos
de mi experiencia en Belgica y sus problemas linguisticos.
La frase típica de los Spycut en las tertulias de televisión es.... "los
fachas siempre estais con lo mismo y España no se rompe ni
se romperá".
Estos Spycuts tienen nombres y apellidos y se me ocurren algunos,...
Maria Antonia Iglesias, Jorge Gonzalez o Jordi para los idiotas,
si, el del circo de la Noria de Tele5, Ignacio Escolar o el cura
arrepentido de Enric Sopena. Todos ellos tienen su cruz y todos ellos
tienen algo en común, son sectarios y su misión es manipular
a la masa borreguera.
Cuando alguien defiende algo ilógico pero ideológico,
una de dos, o es
un imbecil o es una puta que se vende por dinero. Yo, todos
estos Spycuts no se si son, imbeciles o putas, pero ahí están
bambando, entre tertulias y Tele Circo, perdón, Tele 5. |
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A diferencia de estos Spycuts de
mierda, yo soy bilingue frances e ingles y
el viajar me curó hace años
de las endogamias autonómicas. Recuerdo en cierta ocasión,
estando en el centro de Bruselas le pregunte a un politie (policia
en neerlandés )
por una dirección, a lo cual él ni se inmutó,
parecia no oir ni escuchar, a lo que yo volví a insistir en
perfecto frances... ¿Me puede decir
donde está la calle Pretoir?.... el seguia sin reaccionar
pero yo rápidamente capté su actitud hijoputesca con
matices catalanistas y le hablé en ingles... "perdón,
no ve que soy turista".... no tardo
en reaccionar pidiendome disculpas y hablandome en perfecto frances.
¿A que todo esto te es familiar?, pues se empieza
por defender una lengua cultural y terminas colapsado con una puta
lengua medieval. |
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La Expaña que estamos construyendo |
Bélgica se rompe. ¿Y España? (Jose
Apezarena) - Escribía
sobre el problema de las lenguas
autonómicas en España, con una referencia
expresa al caso de Bélgica
y la lucha entre flamencos y valones. Un viejo lector de mi blog,
Juan Villarroya, me acusa de ‘centralero’.
A propósito de ese comentario, quiero decir que yo me siento
muy poco centralista. Entre otras cosas, porque, como resulta bastante
conocido, soy navarro de pura cepa, nacido en Pamplona, en la calle
Jarauta por más señas. Y tengo a gala el serlo y el
defender nuestras peculiaridades regionales, incluidos los viejos
fueros. Así que, de centralista, nada. Pero lo que no soy
es un rompedor de la unidad de España. A eso no me apunto.
Por cierto que, cuando hablo de Bélgica, no estoy expresando
una opinión suelta, sino que lo hago con algún conocimiento.
He pasado unos cuantos veranos en aquel país, y lo he recorrido
de arriba a abajo. Así que, respondiendo a algunas de las
precisiones de Villarroya, he de decir que, en efecto, me he perdido
más de una vez por el cambio de nombre de las poblaciones,
ya que no es inusual que las carreteras vayan atravesando zonas de
predominio de uno y otro idioma.
Por ejemplo, no es tan sencillo
llegar desde Francia a Amberes, porque el nombre de esta última
ciudad en francés no es muy identificable, pero es que en
neerlandés se parece aún menos a lo que uno imaginaría.
El comunicante afirmaba en su comentario que entre flamencos y valones
existe un clima de respeto y de convivencia pacífica. No es
eso lo que yo he experimentado allí. Al contrario, en mi opinión
existe, sobre todo por parte de los valones (y quizá con cierta
razón, por motivos históricos que no son del caso)
una evidente ansia de revancha, que ha llevado, por ejemplo, a tener
que partir en dos la histórica Universidad de Lovaina, fragmentando
incluso en dos mitades su imponente biblioteca. ¡Qué desatino!
Son los valones quienes están promoviendo la división
de Bélgica en dos estados.
La lucha por defender una lengua
propia, algo que me parece casi obligado, oculta sin embargo, en
tantas ocasiones, un objetivo que va mucho más allá,
y que se resume en la búsqueda de la independencia. Es lo
que yo creo que está pasando en Bélgica, un país
al borde de la fractura en dos. La historia de esa nación
es reciente, su creación tuvo mucho de solución artificial,
pero hoy por hoy, a estas alturas de la civilización, el romperse
en dos lo considero un retroceso. Pero ¡allá los flamencos
y valones con sus cosas!
Asunto bien distinto es el caso de España.
Y aquí no dejo de tener la impresión de que la imposición
de lenguas
autonómicas esconde, como he dicho, el oscuro objetivo
de romper con el resto. El proceso que ahora se está dando
en Bélgica no lo deseo, de ninguna manera, para este país
nuestro llamado España.
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