España y las Autonomias Alfonso
Merlos |
El SemanalDigital.com - España y las autonomías -
Alfonso Merlos
Hace tiempo que se gastó la pólvora del rey. Ahora
hay que acabar con los reyezuelos. O se termina con el centrifuguismo Españase descose por todas partes.
Está en cada esquina: "a esto hay
que darle la vuelta como sea"… "esto
no hay quien lo sostenga". Esto es
la economía, pero esto es también el
Estado.
De un tiempo a esta parte, Zapatero está presentando
pomposamente vastos paquetes de reformas destinados a sacarnos del
hoyo. Pero seguimos en el pozo. Es más, ahí seguiremos
si no nos percatamos de que lo que se presentan como medidas de salvación
nacional son sencillamente medidas de tipo paliativo, en ningún
caso curativo.
En otras palabras, hay que cambiar de verdad esto, un Estado que
no nos podemos permitir pagar. Es un hecho que en buena parte de
las familias españolas se ha terminado el tiempo de la pajarita,
el fajín y el champán. Y debe ser un hecho que en buena
parte del Estado se termine con estructuras inútiles, vacías
de competencias y que nos salen por un riñón y parte
del otro. |
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Aznar ha planteado en más de una ocasión (y lo ha
dicho donde ha tocado) la urgencia de comenzar un plan de adelgazamiento
inflexible. Y ha divulgado dos o tres ideas que vale la pena tener
muy en cuenta para encararlo con éxito.
La primera, que la reforma del Estado
autonómico no es sólo
ni principalmente un asunto local o regional, como algunos pretenden
hacer ver. Es un tema que toca de lleno a la política nacional
y al propio interés nacional, concepto discutido y discutible
para el todavía mandarín del puño y la rosa, como
bien se sabe.
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España y las Autonomias Alfonso
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La segunda, que ese proceso de cambio bien puede hacerse emulando
parcialmente el que ya otras naciones, como Alemania, han acometido
con rectitud. En efecto, la fracasada Merkel llegó a la conclusión
(consensuada con la socialdemocracia) de que el funcionamiento defectuoso
de su modelo federal bloqueaba la adopción de reformas necesarias
para el país y frenaba su modernización, así que
se hacía inevitable sustraer algunas competencias y limar
otras. Se arremangó, le metió mano al tema y así les
va ahora a los de Münich y alrededores.
La tercera, que esa dinámica de transformación debe
hacerse antes de que el nacionalismo separatista y la izquierda logren
definitivamente el desbordamiento de la Constitución para consumar
por la puerta de atrás una reforma confederal de España.
Hoy pocos son los españoles que cuestionan la necesidad de
atar en corto a nuestros reyezuelos autonómicos, a nuestros
timoneles provinciales y a nuestros mariscales locales. Se han pasado
varios pueblos. Y tienen que pagarlo. Naturalmente con sus excepciones,
han sido unos cuantos los que han disparado con pólvora del
rey y, más grave, se han corrompido.
Ahí está el
vergonzoso caso de amparo de los caudillos Chaves y Griñán
a un histórico escándalo de malversación de fondos
públicos para las chollo-jubilaciones de socialistas y sus
amiguetes, de sindicalistas y sus coleguillas… y obviamente
de comisionistas. ¡Menos mal que según el siempre campanudo
Zarrías esta historia era un chascarrillo de café!
Ahí está el
caso cutre y cateto de los barandas de Unión Mallorquina, que
se iban de fiesta y pagaban con dinero público las cámaras
digitales, los reproductores mp3… ¡y hasta las paelleras!...
tan necesarias estas últimas para organizar buenas comilonas
a costa del semivacío bolsillo del sufrido contribuyente.
Rajoy verá lo que hace cuando le toque, pero hay asuntos en los que
o se entra con todas las consecuencias o se le pudren a uno en las
manos. Y a Rajoy, por su pachorra o su equivocado manejo de los tiempos,
ya no se le pudrirán en las manos el caso Bárcenas o
el caso Cascos.
Esto es más serio y más grande. ¡Aquí se
pudre España, Mariano!
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Alfonso Merlos
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